lunes, 30 de marzo de 2009

La Parábola del Carruaje.(1).

En la presente entrada empezaremos el estudio de la '' Parábola del Carruaje''. Esta es una de las más acertadas maneras con que éste sistema ilustra la situación del humano en su condición ordinaria, es decir, en los momentos anteriores a que se inicie un trabajo interior, un trabajo sobre si mismo. En ésta analogía se compara el estado interior de un humano, con un carruaje destinado al transporte de un pasajero, compuesto de un coche, de un caballo y de un cochero. El cuerpo físico del humano, con todas sus manifestaciones reflejomotrices, corresponde al carruaje mismo (estamos hablando del centro instintivo-motor); el conjunto del funcionamiento y de las manifestaciones del sentimiento, corresponde al caballo uncido al carruaje, y del cual tira (corresponde a lo que hemos denominado centro emocional); en cuanto al cochero, quien conduce al caballo, representa lo que se llama comunmente el pensar o la mente ( que en la terminología que hemos utilizado es el centro intelectual); finalmente, el pasajero sentado en el carruaje, y el que da órdenes al cochero, es lo que se llama el ''Yo''. Vamos a tratar de dilucidar el significado de esta analogía. Por principio señalaré que en la situación común, las partes del carruaje no están en las relaciónes correctas, unas con las otras: el Cochero no se encuentra en el pescante; el Caballo no está alimentado en debida forma, los arneses y las varas están mal colocados y le faltan las riendas; el Carruaje mismo está en malas condiciones de mantenimiento, y el pasajero está ausente. Comenzaremos describiendo la situación del cochero: Podemos deducir que se mejorarían las relaciones correctas entre las partes, si estuviera el cochero cumpliendo cabalmente con sus obligaciones, pero la realidad es que se encuentra sentado en la taberna del pueblo, despilfarrando todo su dinero en bebidas embriagantes. Lógicamente ha olvidado dar su alimento al caballo y no ha prestado el mantenimiento adecuado al carruaje. Está profundamente dormido, soñando en sus ilusiones, placeres, odios, y fantasías, y todas sus energías se derraman sin freno alguno. Ha dejado de percibir que es un cochero, con un carruaje y un caballo que le esperan, y que están afuera de la taberna. Para que el cochero se de cuenta de sus tareas no cumplidas, y cumpla con sus funciones para las que fué contratado, para que ésto suceda, el cochero debe despertar. O sea que lo primero que necesita suceder, es que el cochero despierte de su sueño y se de cuenta de su situación. Supongamos que se despierta hasta cierto punto y empiece a abandonar las fantasías y las ilusiones sobre sí mismo, y empiece a pensar de otra manera. Se levantará de su cómodo asiento, y se dirigirá, con pasos vacilantes, hacia la ventana y mirará afuera de la taberna, en donde se encuentran el carruaje y el caballo. Es preciso que comprendamos primero que, para encarar el despertar del cochero, debemos aceptar que ésto se da en varias etapas. Quizas sea necesario sacudirlo fuertemente para que despierte de su borrachera, despues hay que convencerlo de que su función de cochero no la está cumpliendo y que debe salir de la taberna. Esto requiere necesariamente que se realice una ''metanoia'', un cambio en la orientación de su pensar, un cambio en la manera de pensar y en la actitud sobre uno mismo, o sea que se requiere no solo cambiar un acto solo, un pensamiento solo, sino que debe afectar toda la vida. Luego debe levantarse y acercarse a la ventana y mirar hacia afuera y percatarse de que su espacio actual , en la taberna, es un espacio cerrado, y que su función la debe desempeñar en el exterior, en donde se encuentran el carruaje y el caballo. Salir de la taberna es pensar y actuar en el espacio libre. Naturalmente que debemos tomar en cuenta que estas etapas y estos cambios, pueden ocurrir en mucho tiempo, para saber y despues comprender y despues lograr la fuerza suficiente para: depertar, dejar la bebida, levantarse, y comenzar a andar, pensar y actuar, fuera de la prisión de la taberna, en la libertad exterior. En esta parte de la Parábola están representados dos niveles de ser: un primer nivel inferior de la taberna y un nivel superior de lo que está fuera de ella. Si lo que está más bajo y es mas facil, por ser mecánico, no empieza a ser desagradable e incómodo, el ''sabor'' seguirá siendo el mismo, y seguiremos siendo los mismos. Ahora bién, si nuestras escasas energías ya no se gastan más, sin rumbo alguno al nivel de la taberna, sino que se aplican en el exterior, al nivel del carruaje y del caballo, que empiezan a ser algo real para nosotros, en lugar de lo imaginario del licor de la taberna, el Trabajo Real comienza.

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