jueves, 4 de junio de 2009
La Parábola de la Prisión.(6)
Continuemos con algunos análisis adicionales a la Parábola que nos ocupa. Continuemos con algunas reflexiones sobre nuestra ''Prisión Existencial"'. Muchas veces sucede que, al conocer por primera vez la Parábola de la Prisión, la reacción inmediata que surge es la de negar ésta posibilidad, de contradecir la afirmación y encontrar justificantes por lo que consideramos un error. Sin embargo, si con calma y detenimiento reflexionamos, podremos reconocer, en nuestra vida, lo que puede significar ''mi prisión'': Primero: falta de libertad, porque mi vida está llena de habitos, o sean conductas repetitivas que se realizan sin intervenir mi decisión, y aquí puedo señalar como ejemplos, hábitos mentales o mis maneras de pensar con prejuicios; modos de sentir, fobias, aversiones, antipatías, emociones obsesivas y recurrentes; hábitos de conducta, de actuación, manías, compulsiones, etc. Segundo: falta de libertad, porque no ejerzo mi capacidad de decisión porque estoy ''dormido'', porque vivo en mi imaginación, en mis fantasías, y no veo mi realidad; siempre estoy, o añorando el pasado, o sufriendo remordimientos de lo que pude hacer y no hice, o de lo que pude dejar de hacer y no me pude detener. Siempre viviendo en el pasado o en el futuro. En un pasado sin remedio o en un futuro solo en mi imaginación. Pero aún estas causantes de mi falta de libertad, las podría modificar con determinación y esfuerzo, pero las condicionantes sociales, mis llamadas ''circunstancias'' de vida, son todavía más difíciles de eliminar, o de modificar, como son: las costumbres, moda y tradiciones del grupo social al que pertenezco, el lenguage que utilizo, la religión-ideología de mi entorno político social, la nacionalidad y en general, las fovias y aversiones político- sociales de mi ambiente de vida. Como mi objetivo debe estar el llegar a darme cuenta que tanto, de lo anteriormente expuesto, me afecta en mi conducta, y por tanto, que tanto de lo anterior limita mi libertad. Con mi ''atención'', que será el instrumento o la herramienta de mi trabajo de observación, se estudiarán los diferentes ámbitos y niveles de mi vida. Con la observación, podre comprobar, que mi atención consciente es mas que mi pensamiento, puesto que puedo observar sus hábitos; y mi atención es más que mis sentimientos y mi cuerpo, puesto que también los puedo observar; puedo concluir pues, que dicha atención, dirigida conscientemente por mi, es uno de mis sentidos internos, con el que puedo detectar mi realidad. Aquí es importante reconocer que el Yo observante está presente al observar, pero ésto no siempre es así, aparece y se vá, y aparecen otros ''yoes'', relacionados con mis circunstancias de vida. Por suerte no debo tener muchos ''yoes'' o roles o personalidades, puesto que, en general, nuestras vidas son muy simples, nada complejas. Por tanto será relativamente facil identificar primeramente dichos ambientes y a los yoes que surgen aparejados. Debo recordar que son parte de mí, pero no son todo lo que yo soy. En éste sentido, solamente el Yo observante puede llegar a ser el único y libre Yo.
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