miércoles, 18 de noviembre de 2009

Ley de Siete o de la Octava.( 7 ).

Cuando tuve noticia de la Ley de Siete o de la Octava, me sorprendió sobremanera la afirmación de que, ademas de tratarse de una Ley de caracter Universal, es decir, que se cumple en todos los niveles y planos de la existencia, es una Ley que rige el desarrollo de los procesos, o sea que se encuentra presente en todo aquello que tiene movimiento, cambio, o transformación. Me pareció como digo, sorprendente, que no se hubiera detectado y estudiado esta Ley, desde el punto de vista de la ciencia ordinaria. Y lo que sucede es que, desde antiguo, se conoce esta Ley, pero con otros nombres. Se le conoce como : La Proporción Aurea, La Sección de Oro, La Divina Proporción, entre otros apelativos. Podemos encontrar a lo largo de la Historia Humana, un número muy importante de filósofos, músicos, cietíficos, artístas plásticos, místicos, amantes de la Sabiduría en general, que se han maravillado con la experiencia que produce el encontrar y comprobar, la extraordinaria armonía que provoca el estudiar sus propiedades y descubrirlas reflejadas prácticamente en toda la Naturaleza. Naturalmente que se ha tratado de aplicar sus proporciones a la arquitectura, a la música, a las artes en general, y se ha intentado aplicar en la elaboración de artefactos que rodean la vida humana. Aquí, como en otros temas, este Trabajo pretende ir un poco más allá, proponiendo la aplicación de esta extraordinaria Ley, como instrumento para tratar de conocernos a nosotros mismos. Por principio, confirmar en nuestra experiencia que, una vez conocida la existencia de esta Ley, surge en nuestro interior una especie de fascinación, una suerte de atracción hacia la búsqueda de seres, animados e inanimados, en donde descubrir la presencia de dicha Ley y además, también en nosotros mismos, verificando las proporciones en nuestro cuerpo, y verificando los rítmos y los ciclos que se presentan en nuestros sentimientos y en nuestros pensamientos. Observar como hay relación armónica entre el todo y las partes, y entre las partes mayores y menores, y como estas relaciones se dan a traves de proporciones precisas. Claro que todos somos diferentes, que somos piezas únicas e irrepetibles, pero regidos todos por las mismas Leyes y en éste caso, por relaciones proporcionales que hacen resaltar semejanzas y diferencias. Es fascinante pensar que Yo y las estrellas podemos estar en relación armónica y que la ignorancia, es lo único que me hace sentirme solo y aislado. Todo está relacionado con todo y no de una manera al azar, sino dentro de cánones precisos y con propósitos. Cada uno de nosotros somos espejos de cada otro, y semejantes en proporción al Universo. Si tratamos de ser sinceros con nosotros mismos, veremos que en el fondo de cada uno se anidan estas Verdades, que muchas veces las hemos intuído, pero que las hemos desechado, por considerarlas muy pretensiosas. Es por eso que estudiándonos, empezaremos a estudiar el Universo. Los patrones de proporción son los mismos. El Plan es uno y formamos parte de él. Solo me es preciso asumir mi responsabilidad como Humano y emprender el Camino que me conduzca a mi plenitud. La Proporción Aurea puede ser una de mis guías. Solo a manera de recordatorio señalaré que, cuando un todo lo dividimos en dos partes, una mayor que la otra, para que se presente la Proporción Aurea, la relación que existe entre el todo y la parte mayor, debe ser igual a la relación que existe entre la parte mayor y la parte menor. Dicho de otra manera, si tenemos una línea que denominaremos ( A ), que vamos a dividir en dos tramos, el mayor le llamaremos ( B ) y el menor ( C ) , la Proporción Aurea se da cuando : A/B = B/C.
Aplicando esta proporción a nuestra Octava, encontraremos que la Proporción Aurea se cumple, puesto que si dividimos la Octava en dos partes, la parte mayor de cinco tonos y la parte menor de tres tonos, la Proporción Aurea quedara : 8/5=5/3 , y precisamente entre la quinta nota , que es Fa, en una octava descendente, y la nota Mi, falta un semitono, que es el lugar en donde puede efectuarse la desviación de la octava, de no presentarse un choque adicional que llene el semitono faltante. Nos queda dilucidar en nuestra experiencia personal, la diferencia entre octavas descendentes y ascendentes, y por qué existe en nuestra octava otro semitono, y cual es su sentido.

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